Foto Vamaca
Bendiciones a TODAS.
Con Amor y Respeto, os transmito las palabras de María Quiñelen, con respecto al encuentro del día 11 de Septiembre, horas antes de que sucediera...
“Espero se unan nuestros rezos, cada vez que trabajamos con rezos y se unen las mujeres, se reactivan conciencias de más mujeres que se encuentran en el tiempo y espacio del sentimiento para verse y ser mujeres, la una-todas, uniendo tiempos y espacios femeninos que nos refuerzan y engrandecen, en la cocina, en los textiles, en la conversación y alrededor de la abuela fuego. La voz es de fuego del corazón, la curación siempre llega a toda la vida a todos los días vividos, porque la vida de una mujer es la vida de todas las mujeres.
Es necesario ser persistente en los rezos, una y otra vez, sin parar y despertar los corazones, nos damos cuenta que hay una sociedad que se levanta unida y podemos entablar relaciones cercanas, tan cercanas que escuchamos las conversaciones de los corazones palpitantes de fuego sabio.
Estuve años pidiendo que esto ocurriera, como lo han hechos las abuelas siempre, creo que la labor más hermosa está en ello, crear la cultura desde el corazón, lo demás fluye y se dispone de una hermosa conexión con la vida del universo y de las energías más profundas y las más sentidas, acá los hombres luchan de una forma y todos, de diferentes formas. Nosotras también lo hacemos y a veces nos encontramos en el sentimiento, como en esta carta.
Recibe un abrazo fraterno, bendiciones para tu camino y el de las mujeres que te acompañan en familia y en los círculos.
Bendiciones a la tierra que te alimenta y sostiene, bendiciones Madre Tierra!
IAO!
peukallal ñaña
atte María Quiñelen”
Agradezco todas y cada una de sus Sabias palabras, María, llegadas de corazón y al mismo tiempo, deseo compartir con en mismo Amor, cómo fue el Círculo para las Mujeres de mi Familia.
Compartí con mi Abuela y mi Madre un Fuego Hermoso que tardó su tiempo en prender la llama, el mismo que necesitamos mi Madre y yo en estar unidas para darle Vida.
Entonces llegó mi Abuela, que sin llegar a comprender muy bien se sentó junto a nosotras y estuvo todo el tiempo sujetando la pluma de Cóndor en su mano, cuidando de ella y plena de una belleza natural indescriptible.
Ofrecimos al fuego pétalos de rosa de nuestro jardín y también hojas de Laurel y María Luisa, atendiendo a impulsos e intuiciones.
Leímos la oración en dos ocasiones y finalmente quedamos cogidas de la mano un tiempo imposible de contar, sintiéndonos en nuestro Amor y en él, el Amor de Todas.
En el momento de “cerrar” el círculo con ellas, la mirada profunda de nuestros ojos, impulsó a mi Abuela a darme un abrazo con lágrimas en los ojos... ese abrazo, al cual se sumó mi Madre, es el que deseo compartir con la plenitud de mi corazón, sintiendo que la Sanación en nuestra misma Sangre, en nuestras tres generaciones, forma parte de la Sanación por la cual estamos todas trabajando.
Por ello y por la posibilidad de crearlo en la conciencia de Unidad y poder compartirlo, os agradezco.
Que las Bendiciones sigan floreciendo...
Con Amor,
su
